Después de la Marcha Unitaria del 27 de Abril, ¿y ahora qué?
Nos hacemos esta pregunta con el firme deseo de obtener respuestas claras y precisas que nos orienten en la construcción del futuro inmediato, partiendo de este esfuerzo importante y necesario para abrir las puertas a una recomposición de la izquierda dominicana, en dirección a superarse a sí misma y transformarse no solo en un referente de movilización social, sino también en un referente político-electoral. Solo así podremos establecer el contrapeso institucional imprescindible para que el pliego de demandas presentado en la marcha encuentre soluciones reales a través de los canales del Estado dominicano. Por eso insistimos: ¿y ahora qué?
Es ampliamente conocida la tradición de lucha popular de las organizaciones MC, PCT, MPD, RID, FR y PPT, así como también sus limitadas y poco exitosas incursiones electorales. A pesar del esfuerzo, el sacrificio y la entrega de generaciones de militantes, estas organizaciones han sufrido una reducción numérica significativa a lo largo del tiempo. No obstante, mantienen un reconocimiento emotivo, cultural e histórico en amplios sectores del pueblo dominicano, especialmente entre quienes hemos militado y apoyado sus luchas durante años.
Hoy, más que nunca, ha llegado el momento oportuno para que las dirigencias de estas organizaciones se replanteen el papel de sus espacios políticos y apuesten, sin excusas ni dilaciones, por la construcción de un esfuerzo unitario real. Un esfuerzo que permita articular una plataforma política y electoral sólida, capaz de incidir decisivamente en las elecciones de 2028 y abrir la posibilidad de constituir un gobierno progresista en la República Dominicana, el único país de la región donde la izquierda, lamentablemente, sigue siendo testimonial y carece de poder institucional.
Desde mi perspectiva, estas organizaciones, sin necesidad de fusionarse, pueden y deben construir un espacio electoral común, con una boleta única, que propicie el lanzamiento de candidaturas unitarias en todos los niveles de elección popular. Estas candidaturas podrían ser electas mediante primarias abiertas, populares y participativas, garantizando así la legitimidad democrática y la implicación activa de la ciudadanía.
Se trataría de un espacio electoral con un perfil propio, claramente diferenciado de los partidos tradicionales, que además pueda coordinarse con fuerzas políticas emergentes como Alianza País, Opción Democrática y otros movimientos nacionales y locales que luchan por abrirse un camino independiente.
La marcha unitaria del 27 de abril debe ser vista como el punto de partida para un proceso continuado de movilización popular en defensa de la vida, el agua, la soberanía y todas aquellas demandas sociales y comunitarias que puedan facilitar la articulación de un Frente Popular capaz de disputar el poder político y conquistar la victoria en 2028.
Un Frente Popular fundado en la unidad de los sectores progresistas y de izquierda, impulsado desde la Coordinadora Nacional Popular, que logre generar un proceso ascendente de movilización popular que arrincone a los sectores fascistas y trujillistas aliados al gobierno de Luis Abinader, y que confronte sin vacilaciones a los sectores conservadores que hoy hegemonizan las direcciones políticas del PRM, la Fuerza del Pueblo (FP) y el PLD.
Ya no basta con recordar gestas heroicas ni con reafirmar convicciones. El desafío actual exige dar un salto cualitativo: construir una izquierda que no solo movilice, sino que también dispute el poder real y transforme las instituciones.
La izquierda dominicana, hoy reducida en número pero no en dignidad, debe apostar sin dilaciones a un proyecto político y electoral unitario, con una boleta común y candidaturas surgidas de primarias abiertas, populares y democráticas. No se trata de fusionar identidades, sino de articular fuerzas con un objetivo superior: abrir en 2028 la puerta a un gobierno progresista en la República Dominicana.
Por Alex Amaro | @alexamarokc
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